La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa ocasionada por un parásito intracelular llamado Toxoplasma Gondii, puede presentarse de manera aguda o crónica ya que entre el 80 y 90% de los casos es asintomática. Cuando se presentan síntomas suelen asociarse a dolor de cabeza, dolor de garganta y dolor muscular, a nivel visual puede causar una inflamación en la retina que puede producir síntomas como visión borrosa, dolor, fotofobia, lagrimeo y pérdida de visión central porque también puede afectar a la mácula.
La toxoplasmosis se encuentra en el humano y en muchas especies de animales incluyendo los herbívoros, omnívoros, carnívoros, afecta a casi todos los mamíferos y también a las aves. La infección en humanos proviene del suelo contaminado, manejo inadecuado de los excrementos del gato, ingesta de carne cruda o mal cocida (de cordero, cerdo o res), verduras, aguas, huevos y leche, contaminados por transmisión de la madre al feto a través de la placenta (infección congénita) o por transfusión de sangre o trasplante de órganos.
A nivel visual, los pacientes con toxoplasmosis además de inflamación de la retina, pueden presentar vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos), vitreitis (inflamación del vítreo), uveítis anterior y presión intraocular elevada. Teniendo en cuenta el importante compromiso visual causado por la toxoplasmosis, se recomienda que todo paciente con toxoplasmosis asista a controles visuales periódicos por lo menos cada 6 meses y consulte por urgencias en caso de cualquier síntoma ocular. La toxoplasmosis es una enfermedad que persistirá el resto de la vida y presentará periodos de reactivación.
Información suministrada por el Doctor Francisco Rangel Rueda, Médico Cirujano y Oftalmólogo - Alta Visión
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